When I was fourteen...

miércoles, 12 de noviembre de 2008 5 comentarios
Recuerdo el paso de los 13 a los 14 como si fuera ayer, es tan fácil como decir que no olvidaré mi último año en el colegio y el primero en el instituto... y lo que vino después, claro. La memoria no me engaña, ni a mí ni a vosotros, si os digo que básicamente mi única preocupación eran los chicos, que pensaba que era lo más grande del mundo, que nadie ni nada me podía dañar, era invencible, pasota, feliz a ratos, claro, una adolescente piensa que todo lo que ocurre en el mundo es por tocarle la... moral y fastidiarle, y yo no era menos. Tenía problemas serios, como todo hijo de vecino, y viví experiencias dolorosas de verdad, pero ese idealismo que, todavía no me ha abandonado, me creaba un caparazón para seguir adelante con una sonrisa.

Sufría los complejos típicos por no ser como una chica de revista, de las que, por cierto, había bastantes en mi Insti. ¿Estaba cabreada con el mundo como suelen decir? Pues no lo creo, era demasiado happy para eso. Pero, ¿que creía que el mundo giraba a mi alrededor? ... puede que no lo niegue. Mis conversaciones más trascendentales eran sobre temas relacionados con qué verá ésta en éste o por qué no me mira como yo quiero que me mire y cosas por el estilo. Pero, también tenía -teníamos- mis momentos serios en los que mi mente se aclaraba y centraba y se -nos- me ocurrían cosas como escribir un libro o ponerme a grabar un disco... Porque yo lo valía, vamos... Porque tenía la edad de eso. De flipar, de pensar que tienes un mundo de posibilidad delante tuyo que no puede ser ignorado, de probar cosas nuevas, de hacer locuras, de romper corazones y de que me lo rompieran a mí. Porque, en el instituto, la que aquí escribe aprendió muchas cosas... y, la mayoría, a base de ostias bien dadas... Como se debe aprender en la vida, con la experiencia propia y no la contada.. Al menos yo no dejaba que nadie me lo contase, allí estaba yo, al pie del cañón, con todos mis sanos y geniales amigos -los Kalaos-, forjando amistades para toda la vida, vivencias para reirnos con el paso de los años, experiencias que han hecho de mí la persona que soy.... adolescencia, al fin y al cabo. ¿Divino tesoro?

¿Y a qué demonios viene todo esto? Pues porque llevo un par de días dándole vueltas a un tema de actualidad que me tiene verdaderamente desorientada. Aunque, la verdad es que no es una novedad en mí, he de decir que, entre blanco y negro, siempre me quedé en gris... Ni todo negro, ni todo blanco. Seguramente vosotros estéis en la misma disyuntiva que yo, casi seguro que si habéis visto las noticias os hayáis planteado la decisión que tomaríais si fuérais Hannah Jones, la adolescente británica de 13 años que ha rechazado un tratamiento y un transplante de corazón porque, sencillamente, no quiere seguir viviendo con una enfermedad como la Leucemia contra la que lleva luchando desde que era pequeña. (Ver noticia aquí o aquí).

Siempre he creído tener claros mis pensamientos ante la vida y la muerte. Consideraba, y sigo considerando, que si bien no elegimos dónde, cómo o cuándo nacer, al menos, una vez que poseemos nuestra vida, única posesión inherente al cien por cien al ser humano, sí que deberíamos tener la opción de poder elegir cómo, dónde o cuándo morir... Es evidente que a esta ecuación habría que sumarle muchas, muchas, muchas incógnitas, que son ni más ni menos que la riqueza o desgracia de la vida, todo lo imprevisible y que te acompaña en tu paso por la Tierra.

Pero, simplificando, siempre pensé que cada uno es libre de hacer con su vida lo que quiera, al igual que con su muerte.... Por eso siempre me he mostrado muy favorable a la idea de que la Eutanasia debería ser legal en todos los lugares del mundo... siempre que la persona reúna unas condiciones mentales sanas y aceptables y que en el momento de la toma de la decisión no se vea presionado o manipulado por un factor externo o por terceros, podría determinar lo que quiere o no hacer con su vida.... Pero, claro, como decía un profesor mío, siempre está la casuística.. Y, llegan temas como éste y te hace reflexionar mucho sobre muchas cosas.

Yo apelaba a la adolescente que había en mí a los 14 años para, en la medida de lo posible, lograr comprender algunas cosas. La joven de 25 años que soy ahora le diría a la adolescente de 14 años que piensa en no luchar, en no tratarse o en no hacerse un transplante, que es una soberana idiota, que sólo por las personas que conoces, las experiencias que vives, el tiempo que estás con los que quieres,...sólo por ver el disco de Bel en un atardecer veraniego, por bañarte desnuda a la luz de la hermosísima Cybel en la playa más bonita del mundo, o leer libros en los que Bel y Cybel son sol y luna respectivamente y quedarte fascinada, por ver sonreir a tus padres de felicidad, por conocer el verdadero significado de la amistad, por ver que has amanecido un día más y tu árbol favorito y ese pajarillo que ha decidido hacerte la vida imposible te siguen dando los buenos días, por conocer esas canciones que te harán llorar, sentirte sexy, bailar como una loca, por enamorarte y que el estómago parezca un remolino cuando él te mira.... Le diría a la niña de 14 años que la vida te da muchos reveses pero que hay que saber torearlos -a ellos y no a los toros- y, lo mejor de todo, vivirlos... Esos reveses que te hacen la persona que eres y te ayudan a conocer y luchar por la persona que quieres ser.

Es evidente que el sufrimiento que haya podido padecer Hannah no puedo ni de casualidad siquiera imaginarlo. Es cierto que no se sabe a ciencia cierta cómo va a reaccionar ante ese transplante o su futura medicación para controlar la Leucemia... Pero, es sólo una niña que cree saber lo que quiere como yo quería escribir un libro, que piensa que ya ha vivido todo el dolor que está dispuesta a soportar pero que, no sabe, en el fondo, que lo que le queda a partir de los 13 es la vida que de verdad merece vivir, que la esperanza es un don que todos deberíamos tener y nunca perder, que hay mucho por ver, sentir y hacer...

No sé, me deja muy mal sabor de boca no sólo ver que una niña, que tiene toda la vida por delante o la que le quede, quiera dejar de luchar pero, me deja todavía peor que los padres, que deberían ser los que la guiasen, le den la mano en este tormentoso camino hacia la muerte... ¿Véis? Me dejó muy mal cuerpo esta noticia y me rompió todos mis esquemas ante este tipo de situaciones. Será porque trabajo con ñin@s pero, me parte el alma pensar que una cría pueda estar tan cansada y dolida de la vida como para querer abandonar este fascinante viaje de experiencias... Quizá esté loca, pero no entiendo cómo una niña de 13 años puede tomar una decisión semejante....

5 comentarios:

  • El chache dijo...

    Hola. Me he pasado por aqui siguiendo la estela de que Ciudadano Kane sea una de tus peliculas favoritas, igual que es una de las mias. Puede que pienses que no sea suficiente estela como para seguirla, pero es que Ciudadano Kane es una peli muy grande.
    El caso es que aqui estoy, y al contrario que me ha pasado en otros blogs que e leido, el tuyo me ha gustado mucho. Me ha emocionado mucho la historia de Hanna, de como una chica tan joven pueda estar dispuesta a renunciar a todo. Me ha gustado mucho como escribes, y quiero que sepas que aqui vas a tener a un lector habitual. Me encantaria que te pasaras por mi blog, a ver que te parece, a ver si yo consigo yambien a una lectora habitual. Te voy a enlazar en mi blog. Un abrazo, y sigue escribiendo tan bien.

  • miri momentos de inspiración dijo...

    Gema, me ha encantado tu post. Mira que vivir tanto tiempo sin saber de la existencia de tu blog... Tienes todo la razón en lo que has escrito y la verdad es que sí que es una pena que una niña que no tiene conocimiento alguno de lo que es la vida, renuncie así a ella... En fin, c'est la vie!
    Besitosguapa!

  • Amethyst dijo...

    Chache, muchas gracias por el comentario.. Ni que decir tiene que comparto contigo la grandeza que representa Ciudadano Kane... :)

    A mí también me sorprendió mucho, es más, de verdad que me hizo reflexionar mucho y, de cualquier prisma del que intentaba mirarlo siempre terminaba diciendo lo mismo: yo era una cria que creía ser mayor para tomar decisiones y, apenas hoy me siento lo sufientemente sabia como para tomar una decisión así,... Imagínate a los 13....

    (Yo también te incluí en mi particular lista que me pone cuando actualizas el blog.... Gracias por contar conmigo como lector, cuenta tú conmigo también..jejeje).

    Jooo, Mi, muchas gracias por el comentario.. Me alegro que te haya gustado el post, a que hace qué pensar???? Yo también me alegro de tener tu bloguete pueto aquí mismo y, en cuanto lo actualizas lo sé... jejejeje....

    Muchos besitos coasson y abrazo para tí Chache...

    Ciao!!!

  • Anónimo dijo...

    Es que es una decisión muy difícil de aceptar (y más viniendo de una persona tan joven)...

    Como tú dices lo más complicado es ponerse en el lugar de unos padres que aceptan y acompañan a la decisión que ha tomado Hannah, pero como siempre sólo cada uno conoce sus circunstancias.

  • Amethyst dijo...

    La verdad es que sí, cada uno y sus circunstancias.. Eso es lo primero que pensé, la verdad.. Pero luego, missmole, ponte a recordar a la personilla de 13 años que había en tí... ¿A que resulta complicado de imaginar? Sobre todo, como tú dices, que los padres la ayuden...

    Me da mucha penita...

    Un besito y gracias por comentar aquí también!!!!

    Ciao!

Publicar un comentario

 

©Copyright 2011 Just another blog... | TNB